El pasado 28 de marzo, el ex director de la Policía Agustín Díaz de Mera descolgó el teléfono en torno a las 20.45 de la noche. Llamaba a un comisario policial con el objeto de que le prestase su ayuda ante lo acontecido momentos antes en el juicio del 11-M —según revela un documento obtenido por la SER, enviado por el interlocutor de Mera a sus superiores—.
Esa misma tarde, Díaz de Mera había testificado ante el tribunal que juzga la mayor masacre de la historia de España —el 11-M— que existía un informe policial que relacionaba a ETA con la matanza de Madrid. Sin embargo, se negó a revelar la fuente que había elaborado el informe, razón por la que el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, le impuso una multa de 1.000 euros y le dedujo testimonio por un delito de desobediencia grave a la autoridad.
Presión política
Díaz de Mera, quien —siempre según el documento— reconoció a su interlocutor que se encontraba muy "presionado políticamente", le preguntó a su interlocutor si podía dar su nombre al Tribunal para que explicara el "supuesto informe".
El ex jefe de la Policía se mostró "muy disgustado", y volvió a repetir la llamada al día siguiente, con el argumento de que necesitaba "una salida política a su situación". El firmante del documento obtenido por la SER reiteró su respuesta: "Jamás le había hablado sobre lo que Díaz de Mera quiere justificar".
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